Con la llegada de diciembre, las festividades inundan las calles de luces y alegría. Sin embargo, para muchas personas, esta temporada puede traer consigo sentimientos de tristeza, ansiedad y fatiga. Este fenómeno, conocido como “depresión blanca” o “depresión estacional”, está relacionado con el trastorno afectivo estacional (TAE) y tiende a intensificarse durante los días más cortos y fríos del año.

Aunque el término no es un diagnóstico clínico, describe un conjunto de síntomas emocionales comunes en invierno, como:

Tristeza persistente: Una melancolía que no desaparece durante la temporada invernal.

Fatiga constante: Falta de energía para realizar actividades cotidianas.

Aumento del sueño: Dificultad para despertarse y necesidad de dormir más de lo habitual.

Cambios en el apetito: Ansias por alimentos ricos en carbohidratos, que pueden alterar el peso.

¿Por qué ocurre?

La combinación de factores como la reducción de luz solar, la presión social de las fiestas y las exigencias económicas puede ser abrumadora, especialmente en diciembre.

Estrategias para afrontar la "depresión blanca":

Expertos recomiendan algunas acciones para cuidar tu salud mental durante esta temporada:

Establece expectativas realistas. Acepta que no todo será perfecto y reduce la presión que esto genera.

Organiza tus actividades. Planificar compromisos evita el estrés de última hora.

Practica meditación. Herramientas como aplicaciones de meditación ofrecen sesiones guiadas y música relajante para combatir el estrés.

Mantén tradiciones significativas. Enfócate en aquellas que realmente te alegran y fortalecen los lazos familiares.

Evita comparaciones. En lugar de idealizar las festividades ajenas, practica la gratitud por lo que tienes.

Prioriza el sueño. Mejora tu descanso usando técnicas como sonidos relajantes y asegurando un ambiente oscuro para dormir.

Dedica tiempo a ti mismo. El cuidado personal es esencial para mantener el equilibrio emocional.

La "depresión blanca" nos recuerda que no todas las emociones decembrinas son positivas, y está bien no sentirse siempre alegre. Reconocerlo y tomar medidas puede marcar una gran diferencia en tu bienestar.

Con pequeñas acciones, es posible encontrar consuelo y disfrutar de una temporada más saludable y significativa.