El gobierno de Israel confirmó que se firmó oficialmente la versión final de la primera fase del acuerdo de paz con grupos palestinos. Según la declaración oficial, este acuerdo marca el inicio de un proceso gradual que incluye la suspensión de hostilidades, el repliegue de tropas y la apertura controlada de corredores humanitarios hacia Gaza.

En el texto pactado se establecen criterios de verificación mutua y períodos de monitoreo para garantizar que ninguna de las partes incurra en acciones que derrumben el entendimiento. También se detallan zonas donde deberá realizarse el retiro parcial de fuerzas militares israelíes, así como condiciones para que insumos médicos, alimentos y agua lleguen a comunidades bajo asedio.

Además, el pacto incluye compromisos diplomáticos: Israel se compromete a coordinar con mediadores internacionales el seguimiento, mientras que los representantes palestinos deberán garantizar que grupos armados no vuelvan a reanudar acciones ofensivas desde Gaza. Se han definido mesas técnicas para conversar sobre la liberación de prisioneros, reconstrucción y aspectos de seguridad de largo plazo.

Ahora el reto será implementar en terreno lo acordado. Observadores internacionales resaltan que muchos procesos pueden fallar si alguno de los actores incumple o si no hay capacidad de monitoreo independiente. Sin embargo, para muchos esta firma representa un momento significativo: es el primer paso formal hacia una distensión que, de sostenerse, podrá allanar rutas hacia una paz con mayores alcances.