Nota publicada: 2025-02-03
El autor de “Hábitos Atómicos”, James Clear, descubrió el poder de los pequeños hábitos en la universidad. A pesar del caos de sus años universitarios, logró convertirse en atleta. Aunque ya había sido admitido en el equipo, los entrenamientos no iban a comenzar pronto, así que decidió dedicar el tiempo a ordenar su vida.
Mientras sus compañeros se desvelaban jugando videojuegos, James desarrolló buenos hábitos de sueño y todas las noches se iba a dormir temprano. En el desordenado mundo del dormitorio universitario, él se propuso mantener su habitación limpia y ordenada. Estas mejoras lo hacían sentir que tenía control sobre su vida.
Un hábito es una rutina o conducta que se practica con regularidad y, en muchos casos, de manera automática.
Su sensación de seguridad iba en aumento. Conforme mejoró sus hábitos de estudio, logró un promedio de 10 durante todo el primer año. James siguió acumulando pequeños hábitos que repetía de manera consistente y que, lo llevaron a conseguir resultados que ni siquiera hubiera podido imaginar.
La única manera de progresar es comenzar por dar pasos pequeños.
Por ejemplo, por primera vez en su vida, adquirió el hábito de levantar pesas varias veces a la semana. Durante los siguientes años, con su estatura de 1.95 metros, logró pasar de 78 kilos a 90 kilos de musculatura sin grasa.
Si mejoras tus hábitos, cualquier cosa es posible.
1% mejor cada día: Hábitos Atómicos
El autor de “Hábitos Atómicos”, James Clear, se convirtió en un especialista de hábitos y empezó a dar conferencias en importantes compañías acerca de la ciencia para desarrollar buenos hábitos, cambiar conductas y mantener una mejora continua.
Los pequeños hábitos que cultivé me ayudaron a desarrollar todo mi potencial.
La matemática de las pequeñas mejoras funciona de la siguiente manera: si logras ser 1% mejor cada día durante un año, terminarás siendo 37 veces mejor al final del período. Por el contrario, si deterioras tu conducta 1% cada día, al final de un año habrás llegado casi a cero.
Olvida las metas y mejor enfócate en los sistemas: Hábitos Atómicos
¿Cuál es la diferencia entre metas y sistemas? Las metas son los resultados que quieres obtener. Los sistemas son los procesos que sigues para alcanzar esos resultados.
Si eres empresario, tu meta puede ser establecer un negocio con valor de un millón de dólares. Tu sistema es la manera en que evalúas las ideas para desarrollar nuevos productos, contratas a los empleados y conduces las campañas de ventas.
Si tienes problemas para cambiar tus hábitos, el problema no eres tú. El problema es tu sistema. Los malos hábitos se repiten constantemente no porque tú no los quieras cambiar, sino porque tienes un sistema que no funciona.
Uno de los temas centrales del libro “Hábitos Atómicos” consiste en aprender a enfocarse en los sistemas en general, en lugar de concentrarse en una meta única. Así que, si quieres mejores resultados, olvídate de fijar metas. En lugar de eso, concéntrate en tu sistema.
La columna vertebral de “Hábitos Atómicos”
La columna vertebral de “Hábitos Atómicos” es el método de cuatro pasos de James Clear para desarrollar hábitos:
Señal: Es mantenerse atento a las señales para darse cuenta cuál será la recompensa.
Anhelo: Es el anhelo por obtener la recompensa.
Respuesta: Es justamente el hábito que realizas, el cual puede ser un pensamiento o una acción.
Recompensa: Las recompensas son la meta final de cada hábito.
Las Cuatro Leyes para Cambiar la Conducta se basan en el ciclo de señal, anhelo, respuesta y recompensa. Cuando requieras hacer cambios en tu comportamiento, simplemente pregúntate a ti mismo:
¿Cómo lo puedo hacer obvio? ¿Cómo lo puedo hacer atractivo? ¿Cómo lo puedo hacer sencillo? ¿Cómo lo puedo hacer satisfactorio?
¿Cómo aplicar Las Cuatro Leyes de Hábitos Atómicos?
Para aplicar la Primera Ley (Hacerlo Obvio) debes hacer un registro de tus hábitos y hacerte consiente de ellos. Usa la estrategia de implementación: “Yo haré (conducta) a (hora) en (lugar)”. Usa la estrategia de acumulación de hábitos: “Después de (hábito actual), yo haré (hábito nuevo)”. Diseña tu ambiente. Vuelve evidentes y obvias las señales de los hábitos positivos.
Para aplicar la Segunda Ley (Hacerlo Atractivo) usa la vinculación de tentaciones. Eso se refiere a unir una acción que quieres hacer con una acción que necesitas hacer. Por ejemplo: ver Netflix es lo que quieres hacer, pero necesitas hacer ejercicio. Entonces, vinculas ver Netflix y hacer ejercicio a la vez.
Crea un ritual de motivación, es decir, haz algo que disfrutes mucho inmediatamente antes de realizar un hábito que sea difícil.
Para aplicar la Tercera Ley (Hacerlo Sencillo), según James Clear, el proceso de formación de hábitos consiste en que una conducta, poco a poco y progresivamente, se vuelve más automática a través de la repetición frecuente. Así, es importante el número de veces que se ha realizado un hábito que el tiempo que se lleva realizando dicho hábito.
Finalmente, en cuanto a la Cuarta Ley (Hacerlo Satisfactorio), tienes más posibilidad de repetir una buena acción si fue una buena experiencia. Por tanto, usa el reforzamiento. Prémiate con una recompensa inmediata cuando hayas terminado tu hábito.
Un hábito es simplemente la memorización de los pasos que seguiste previamente para resolver un problema.
Aquí puedes descargar el PDF completo del libro “Hábitos Atómicos” de James Clear.