Nota publicada: 2006-09-03
El Congreso del Estado de Sonora funcionó sólo con nueve diputados por muchos años; Desde 1929 y prácticamente desde 1931, cuando se dio la primera elección ya con el Partido Nacional Revolucionario, integrado en principio como intento aglutinador de las diversas corrientes revolucionarias que se disputaban el poder en la entidad. Posteriormente el congreso experimentó un cambio cuantitativo al pasar a nueve distritos, mismos que durarían hasta la segunda elección constitucional local (1970) del período de gobierno de Faustino Félix Serna cuando a través de una reforma se acordó redistritar y pasar de nueve a once distritos uninominales.
O sea que de durante 41 años de 1929 a 1970 el congreso operó con 9 diputados. De 1970 a 1979 funcionó con 11; con 20(15 distritos) de 1979 a 1982; con 24(18 distritos) de 1982 a 1988; con 27 de 1988 a 1994 y finalmente --y hasta 33---, de 1994(21 distritos con la reforma de 1993) al 2006; incluyendo las diversas fases y variaciones de la representación proporcional que ha respetado ya por años la integración de los 21 distritos uninominales, y que por cierto, hoy vuelve a debate por los alegatos acerca de la sobre (o) la sub representación de algunas regiones que con menor población, mantienen similar representación que las altamente pobladas. Los diputados de representación proporcional hicieron su aparición en Sonora en1979, como efecto de la reforma política de 1977. Los primeros beneficiarios fueron los partidos que con el tiempo desparecerían o se transformarían como el PARM, PSUM, PPS, PST-PFCRN, PRT, y PDM.
En materia de representaciones ante el Congreso del Estado, la realidad política ha sido más generosa con las mujeres en la entidad. Han accedido más mujeres a representaciones al congreso que a presidencias municipales, y es justo señalarlo, desde la primera elección en que ya pudieron votar y ser votadas, es decir, en la que coincidió con la elección para gobernador del estado de Álvaro Obregón Tapia en1955.
En ese entonces fue electa María Jesús Guirado Ibarra por el distrito de Navojoa, luego en 1965, Refugio Bracamontes que había sido electa suplente de Jesús Encinas Gallegos por el II de Magdalena protestó como propietaria. Después (1967) Enriqueta Montaño de Parodi, electa por el IV distrito de Hermosillo, y luego Guadalupe López Rodríguez por el VII de Ures (1970). En 1973 y por el mismo distrito, Rita Silvina Agramont. En 1976 le tocó a María Jesús Valenzuela Torres por Huatabampo y otra vez María Refugio Bracamontes, quien había entrado de nuevo como suplente y le tocó entrar al relevo a la muerte del diputado propietario y dirigente estatal de la CTM Manuel R. Bobadilla, en septiembre de 1978.
Glenda Ramírez Orozco fue electa por el distrito de San Luis Río Colorado en 1979, en esa misma legislatura y a la muerte del diputado por Etchojoa, Manuel de Jesús Parra Vega entró a fungir como titular su suplente Hilda Luz Schmidt en marzo de 1980. Parra falleció en accidente carretero.
Seguirían después Carmen Flores de Soler y Alicia Borrego de González, pioneras y activistas de la participación de la mujer en política por Guaymas y Navojoa en la legislatura L, de 1982 a 1985.
Posteriormente entró Ofelia González de la sección 54 del SNTE en 1985 y al mismo tiempo llegó la primera mujer por la vía de la representación proporcional: Teresa Pándura González, una dirigente social de los de abajo, del desaparecido Partido Socialista de los Trabajadores (PST).
En 1988 se presenta un “boom” de legisladoras, entre propietarias y suplentes. La LII legislatura registra el arribo se siete mujeres: por la CCI, Rosalba Aguilar Figueroa; dos plurinominales: María Guadalupe Rodríguez y Cecilia Soto; y cuatro suplentes en funciones de propietarias: Gloria Estela Salazar por Héctor Parra Enríquez, Alba Celina Soto Soto por Francisco de Paula García Corral, Refugio Ávila por Antonio Rodríguez Laura y Francisca Adargas de Graf por Roberto Díaz Gallardo.
En la LIII legislatura arribaron seis: Adriana Aceves, Martha Silvia Grijalva, Beatriz González Juárez y Carmen Alicia Camacho, electas por mayoría relativa, así como Alma Vucovich -primero del PAN y después de las izquierdas- y Bárbara Gutiérrez de Urías, dirigente de colonias populares, por la ruta de la representación proporcional.
Para 1994 y ya en la LIV legislatura, arribaron por elección directa Julia Astrid Tapia, Rosario Oroz, y Olivia Lastra Martínez y como parte de las llamadas “pluris”: Cristina Murrieta y Blanca Villasana Román.
En 1997 repite Ofelia González Miranda por el distrito de Sahuaripa, y entra también Carmen Romero Ibarra. Guadalupe Aguirre Ruiz que era la suplente de Francisco Mendívil en el distrito de Nogales entra en funciones y llegan por representación proporcional Valentina Ruiz Lizárraga y Patricia Alonso.
En el 2000 es electa por el distrito VIII de Arizpe, Lourdes Cruz Maldonado. Entran en funciones las suplentes Celina Zavala, Guadalupe Villaseñor y Leonarda Ramos Herrera y llegan por representación proporcional Hildelisa González (PRD), Viola Corella y Dolores del Río (PAN), quien después solicitaría licencia para postularse candidata a la presidencia municipal de Hermosillo, siendo hasta hoy el único caso registrado que pasa de diputada a alcaldesa en el mismo período. Lourdes Cruz, Valentina Ruiz e Irma Villalobos fueron diputadas después de haber sido alcaldesas.
En el 2003 fueron electas Angélica Payán y Mercedes Corral (PAN), así como Guadalupe Gracia (PRI) y Patricia Patiño (PRD).
A finales de la legislatura y con motivo de la postulación de varios diputados como candidatos, ocuparon los escaños sus suplentes: María Carmela Estrella Valencia, Yolanda Alameda González -del núcleo indígenista-, así como Edith Gutiérrez Lizárraga, Jesús Mariela Barreras Alcorcha, Martha Canchola Gálvez, Raquel Morayma Montaño, Blenda Antelo, Rosario García, y María Elena Barreras -suplente de Patricia Patiño por menos de dos meses-.Al final, las suplencias abarrotaron el poder legislativo.
En el 2006 han sido electas por el PRI Claudia Pavlovich e Irma Villalobos. Por el PAN, Susana Saldaña y Leticia Amparano por el distrito VI de Nogales. Petra Santos por el PRD e Irma Romo por representación proporcional después de haber fungido como secretaria general del PAN.
Se puede presumir que en el caso de las mujeres legisladoras locales ha existido una mayor integración de las realidades estatales con la calidad de la representación en el Congreso, porque el acceso de ellas no se ha reducido a un partido, una clase social o a un sector determinado. Lo mismo han llegado líderes agrarias y de colonias populares como académicas o servidoras públicas de carrera. Lo mismo ha estado representada la sierra como las grandes ciudades o las comunidades indígenas, sin embargo, creo que las mujeres -a pesar de los modestos avances- no están satisfechas, y en el futuro darán la pelea porque los partidos no las marginen a nombre de los procesos abiertos, donde siempre competirán con desventajas.
Resulta una ironía de grandes proporciones que siendo las mujeres mayoría tanto en el censo de población como en el padrón electoral así como en organizaciones sindicales tan variadas e importantes como el SNTE, las maquiladoras o el sindicato del seguro social por dar algunos ejemplos, no representen en la realidad política una fuerza equivalente o cuando menos proporcional a su peso en la sociedad, y ahí se encuentra la verdadera contradicción, y si se quiere que la tan llevada y traída paridad de género se vea reflejada en los hechos y ya no en puras palabras, algo y mucho se tendrá que hacer. [email protected]