El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado su intención de responder a las medidas de represalia anunciadas por la Unión Europea (UE), que planea imponer aranceles por valor de 26 mil millones de euros (28 mil millones de dólares) a partir de abril. Estas medidas surgen como respuesta a los aranceles generalizados que Washington ha aplicado recientemente a las importaciones de acero y aluminio. 

Durante una reunión en el Despacho Oval con el primer ministro irlandés, Micheál Martin, Trump señaló que Irlanda, miembro de la UE, se ha beneficiado de políticas fiscales que han atraído a empresas estadounidenses, especialmente del sector farmacéutico. El mandatario expresó que estas prácticas han contribuido a un déficit comercial significativo con Irlanda y otros países europeos. "Tenemos un déficit masivo con Irlanda y otros países", afirmó Trump, atribuyendo la responsabilidad al liderazgo estadounidense por permitir que las empresas se trasladaran debido a las políticas fiscales irlandesas. 

El presidente estadounidense defendió la imposición de aranceles como una medida para fortalecer la manufactura nacional y equilibrar las relaciones comerciales con la UE. "Por supuesto que responderé", declaró Trump al ser consultado sobre las acciones de represalia de la UE, enfatizando que su administración no permitirá que otros países se aprovechen de Estados Unidos. 

La UE ha anunciado que implementará aranceles de represalia en abril, valorados en 26 mil millones de euros, en respuesta a los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio. Estos aranceles afectarán a una amplia gama de productos estadounidenses, incluyendo motocicletas y whisky. 

Además de la UE, otros países como Canadá han respondido con sus propias medidas de represalia, aplicando aranceles y recortes en las tasas de interés para mitigar los efectos negativos en sus economías. La Comisión Europea ha anunciado que impondrá aranceles de represalia en abril valorizados en 26 mil millones de euros en respuesta a los aranceles de EE. UU. en acero y aluminio. 

Este intercambio de medidas proteccionistas ha generado preocupación sobre una posible escalada en las tensiones comerciales a nivel global. Analistas económicos advierten que una guerra comercial prolongada podría tener consecuencias negativas para la economía mundial, afectando el crecimiento y la estabilidad de los mercados financieros.

En este contexto, se espera que ambas partes busquen vías de diálogo para resolver las diferencias y evitar una escalada que perjudique a las economías involucradas. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos, conscientes de la importancia de mantener un comercio global equilibrado y justo.