Paula Trespalacios Argain

La búsqueda de alargar la vida de anaquel de los productos alimenticios es constante, al igual que encontrar métodos de control naturales y menos dañinos para la salud y el medio ambiente, expresó la académica Ana Karenth López Meneses en la emisión de este miércoles del programa “Alimentación, problema de nuestro tiempo”.

En el espacio de divulgación del Departamento de Investigación y Posgrado en Alimentos, la becaria postdoctoral, que basa sus investigaciones en compuestos naturales con actividad biológica y la microbiología alimentaria, habló del deterioro de los alimentos, que se refleja en su desperdicio.

“En cualquiera de las etapas, desde la producción de los alimentos hasta que llegan a la mesa de los consumidores, puede haber pérdida de los mismos. Se sabe que más de mil millones de toneladas de estos desperdicios se generan al año, ya sea en el campo al momento de la cosecha, en el transporte hacia diferentes tiendas y casas comerciales, e incluso en nuestros hogares cuando decidimos no consumir ese alimento y, al pasar los días, llega a su fecha de caducidad”, precisó.

Los factores para el deterioro, dijo, son físicos, químicos y biológicos, los cuales hacen que el alimento sufra una transformación y deje de ser apetecible para el consumidor.

“Al presionar fuerte el tejido vegetal se puede producir un daño físico que propicia el crecimiento de microorganismos; las enzimas empiezan a actuar y modifican el color de los alimentos, lo cual no es atractivo; y el deterioro biológico es causado por microorganismos, bacterias, hongos, parásitos y plagas como insectos que encuentran un lugar perfecto para su desarrollo”, detalló López Meneses.

Métodos de control

Para evitar el deterioro, explicó que se utilizan diferentes métodos de control. En el campo, se atacan plagas con plaguicidas, métodos que han sido eficientes y económicos pero que pueden llegar a ser tóxicos para los seres humanos, tanto para quienes los aplican como para quienes consumen los alimentos. En alimentos procesados, mencionó los conservadores que prolongan su consumo óptimo y los envases que ayudan a extender la vida de anaquel en tiendas o alacenas.

“Actualmente, nos encontramos en una constante búsqueda de lo más natural, desde la alimentación, hasta en los métodos de conservación, que sean más amigables no solo con la salud del consumidor, sino también con el medio ambiente, eligiendo envases biodegradables que no sean tóxicos para las personas que trabajan en el campo”.

“Es en este contexto donde surgen nuevas propuestas en el área de las tecnologías emergentes. Estamos constantemente buscando compuestos naturales que puedan ofrecer una buena alternativa para el control de microorganismos, enzimas e insectos, y que prolonguen la vida de anaquel de estos productos. De esta manera, se han estudiado los compuestos naturales con actividades biológicas”, explicó la investigadora.

Fuentes naturales

Aseguró que hay una gran cantidad de fuentes, tanto de origen vegetal como animal. En lo vegetal, mencionó plantas, arbustos y frutos no comestibles de árboles que pueden presentar bioactividad y aceites esenciales. De origen animal, destacó los utilizados como subproductos de estudio e investigación con péptidos, pigmentos, polisacáridos y quitina.

“Esta quitina también la podemos encontrar en los hongos, en su pared celular, que es rígida. Son cadenas muy largas de azúcares que, al transformarse en quitosano, sirven para aplicarse en una gran diversidad de áreas, no solo en alimentos, sino también en medicina y agricultura”, concluyó.