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Dieta alcalina ¿Ciencia o mito?

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Nota publicada: 2024-12-15

La dieta alcalina se ha puesto de moda debido a su implementación por parte de algunas figuras mundiales del cine. Se ha sugerido que este patrón de alimentación puede alterar el equilibrio ácido-base del organismo, llegando a mejorar la prevención de muchas patologías crónicas sobre el cáncer. Se basa fundamentalmente en el consumo de alimentos que tienen un pH básico o alcalino, evitando aquellos que consiguen acidificar el medio.

¿Qué es la dieta alcalina?

La base de la dieta alcalina es la clasificación de los alimentos en 3 grupos: ácidos, alcalinos o neutros. Pertenecen a un grupo u otro según efecto sobre el pH de la orina tras su metabolismo. Aquellos que se catalogan como ácidos deben de evitarse para de este modo alterar el equilibrio ácido-base en el organismo, evitando el desarrollo de muchas patologías que tienen a generarse en un entorno ácido. 

No obstante, la ciencia no apoya esta teoría. El cuerpo humano tiene muchos sistemas para asegurar que el pH de la sangre se encuentra en un rango muy estrecho. Tanto pulmones como riñones se encargan de mantener la homeostasis, de forma que prácticamente no existen variaciones respecto a este parámetro. De hecho se mantiene entre 7,35 y 7,45, y una alteración mayor se consideraría muy grave para la salud.

Que la orina tenga mayor o menor acidez no refleja el pH del interior del organismo, por lo que no es un marcador fiable. Ahora bien, es cierto que la dieta alcalina considera como ácidos muchos alimentos ultraprocesados de baja calidad. El hecho de retirarlos de la pauta no tendrá un impacto sobre el equilibrio ácido-base en el cuerpo humano, pero sí mejorará el funcionamiento de muchos procesos y contribuirá a beneficiar al estado de salud. 

Beneficios potenciales de la dieta alcalina

La dieta alcalina presenta una serie de beneficios. No por el hecho de actuar sobre el pH del medio interno, sino por limitar la ingesta de comestibles de mala calidad y enfatizar el consumo de productos frescos. Es cierto que no todos están avalados por la ciencia, debido en parte a la pobre ingesta de proteínas que presenta. Pero sobre el papel podríamos destacar los siguientes:

·       Reducción de la inflamación: al promover la ingesta de frutas y verduras aumenta la entrada en el organismo de compuestos fenólicos antioxidantes y antiinflamatorios. De este modo la salud metabólica mejora y las mitocondrias realizan su función de manera más eficiente.

·       Mejora del funcionamiento cardiovascular: una reducción de la inflamación se traduce también en un perfil lipídico más saludable. Las lipoproteínas tenderán a una menor agregación. Por su parte el endotelio conserva su potencial eléctrico, evitando así que las grasas pueden acercarse a las paredes de los vasos sanguíneos y acumularse en forma de placas de ateroma. 

·       Control del peso: sustituir los ultraprocesados industriales por alimentos frescos de calidad tiene un impacto significativo sobre el peso total y sobre el estado de composición corporal. Mejoran parámetros metabólicos como la sensibilidad a la insulina, lo que termina por facilitar la movilización de las grasas.

·       Aumento de la sensación de energía: una mayor presencia de vegetales en los menús contribuye a facilitar la obtención de energía a partir de los nutrientes a nivel mitocondrial. Esto es fundamental para luchar contra la sensación de cansancio crónico y de fatiga. 

Alimentos permitidos y prohibidos en la dieta alcalina

Como comentamos, la dieta alcalina permite el consumo de alimentos considerados como alcalinos o neutros. Estos serían los siguientes:

·       Frutas: limones, naranjas, manzanas, fresas, plátanos, frutos rojos, sandía y melón.

·       Verduras y hortalizas: crucíferas y vegetales de hoja verde, pimientos, pepinos y champiñones.

·       Frutos secos y semillas.

·       Legumbres.

·       Cereales integrales y arroces.

·       Aceite de oliva virgen extra y aceite de aguacate. 

·       Agua, té verde y agua con limón.

Por su parte prohibe los alimentos considerados como ácidos. Estos son.

·       Carnes y pescados.

·       Productos lácteos.

·       Alimentos ultraprocesados industriales y con alto contenido en azúcares.

·       Alimentos que concentran aceites hidrogenados en su interior. 

·       Bebidas energéticas, alcohol y refrescos.

·       Pan blanco y harinas refinadas.

¿Es segura la dieta alcalina?

A pesar de que la dieta alcalina enfatiza la ingesta de alimentos vegetales, es importante destacar que puede resultar carente en proteínas y en ácidos grasos omega 3. Algunas variantes permiten la inclusión de huevo, pero aun así no es suficiente como para cubrir los requerimientos de proteínas y vitamina D, lo que puede dar lugar a déficits que condicionen la salud de la masa muscular. 

Por este motivo a medio plazo la dieta alcalina podría no ser una opción acertada. Además hay que destacar que la ciencia no apoya la teoría de que este protocolo de alimentación es capaz de alterar el pH del organismo, solo el de la orina. Esto no tendría ningún efecto sobre la prevención de patologías crónicas.

En líneas generales suele ser bastante más razonable plantear un menú mucho más flexible que sí puede apoyarse en ciertos puntos de la dieta alcalina como la supresión o limitación de los ultraprocesados de mala calidad, de aquellos alimentos con alto contenido en azúcares simples, de las harinas refinadas y de los aceites hidrogenados. Esto ha demostrado reducir los niveles de inflamación en el organismo, un parámetro que sí se puede alterar a través de una modificación de los hábitos. 

¿Realmente la dieta alcalina cambia el pH del cuerpo?

Lo que muestra la ciencia es que la dieta no logra alterar el pH del organismo, entendiendo como tal el de la sangre y demás fluidos sin contar la orina. Este se mantiene entre 7,35 y 7,45 pase lo que pase, ya que de lo contrario se podría entrar en un estado de gravedad que condicionase el mantenimiento de la vida. Para controlar dicho parámetro el cuerpo humano se apoya en la respiración, en la excreción renal de solutos y contaminantes y en la producción de bicarbonato como elemento tampón. 

Sin embargo, el pH de la orina sí puede cambiar en relación a los alimentos que se incluyen en la pauta nutricional. Esto no refleja el equilibrio ácido-base del medio interno ni tampoco da información acerca del estado de salud. Por lo tanto no habría razones científicas como para promover un tipo de alimentación basada en la ingesta de aquellos comestibles que son capaces de producir un cambio hacia un estado alcalino en la orina. La personas no experimentan acidosis salvo casos muy concretos, ya que la fisiología se encarga de impedirlo.  

Tratamiento de la acidosis metabólica en la enfermedad renal

Es cierto que existe un caso de excepción en el cual aplicar ciertos cambios dietéticos podría afectar a la facilidad del cuerpo humano de mantener el equilibrio ácido base. Hablamos de una situación de enfermedad renal crónica, donde uno de los sistemas encargados de la homeostasis del organismo falla. Lo que se ha propuesto en estos casos no es plantear la ingesta de alimentos que consigan alcalinizar la orina, sino una restricción proteica por debajo de 1 gramo por kilo de peso al día para reducir la presión renal. 

Además se plantea la administración de sales minerales alcalinas de forma oral para facilitar la función de los riñones. Pero aun así este planteamiento, que se aplicaba de forma clásica, comienza a cambiar en la actualidad. Se está comenzando a comprobar que la dieta con mayor contenido en proteínas no es nociva en situaciones de patología renal, por lo que habría que poner el foco simplemente en la restricción de algunos elementos como el sodio u otros electrolitos. 

Al final en estos casos la capacidad del sistema renal de sintetizar y de excretar amoníaco se ve comprometida, por lo que hay que reducir la presión que sufren los riñones lo máximo posible para facilitar dicha función.

Menú de dieta alcalina

A continuación vamos a mostrar cómo sería un menú tipo para un día siguiendo la dieta alcalina. Es un tipo de alimentación bastante restrictiva, lo que a medio plazo puede condicionar negativamente la adherencia al mismo.

Desayuno

Batido verde con un plátano, un puñado de espinacas, medio aguacate, 1 taza de agua de coco y una cucharada de semillas de chía.

Media mañana

Fruta fresca y un puñado de nueces.

Almuerzo

Ensalada de quinoa con pepino, pimiento rojo, garbanzos, hojas verdes, aceite de oliva, jugo de limón y sal.

Merienda

Té verde y bastones de vegetales con hummus de garbanzos.

Cena

Ensalada de crucíferas con frutos secos y semillas. Postre con fruta fresca.

Fuente: https://saulnutri.com/

Referencias bibliográficas

·       Siener, R. Tratamiento dietético de la acidosis metabólica en la enfermedad renal crónica. Nutrients 2018 , 10 , 512. https://doi.org/10.3390/nu10040512

·       Remer T. Influence of diet on acid-base balance. Semin Dial. 2000 Jul-Aug;13(4):221-6. doi: 10.1046/j.1525-139x.2000.00062.x. PMID: 10923348.



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