Nota publicada: 2024-11-15
El turismo masivo sigue transformando el panorama de las grandes ciudades, y Tokio no es la excepción. Los distritos de Shibuya y Shinjuku, conocidos por su vibrante vida nocturna, han implementado medidas contundentes para frenar el flujo descontrolado de visitantes, priorizando la seguridad y el bienestar público.
En octubre, líderes de estos distritos anunciaron una prohibición del consumo de alcohol en la vía pública durante Halloween. Este enfoque, que resultó exitoso, ha llevado a extender la medida a las festividades de Nochevieja, cancelando por cuarto año consecutivo las celebraciones masivas de Año Nuevo en Shibuya.
Shibuya Scramble, de epicentro festivo a espacio regulado
El cruce de Shibuya Scramble, ícono de Tokio, solía reunir a más de 120,000 personas para despedir el año. Sin embargo, las multitudes generaban desafíos logísticos y de seguridad. La pandemia suspendió las celebraciones en 2020, y aunque las restricciones sanitarias ya no aplican, Tokio ha optado por no retomarlas.
El motivo principal es la seguridad. Eventos masivos con alto consumo de alcohol suelen derivar en desorden público. Con la prohibición de beber en lugares públicos, las autoridades buscan un ambiente más ordenado. Según un portavoz de Shibuya, el objetivo es transformar estas dinámicas festivas en algo más seguro para residentes y turistas.
Impacto en el turismo y la convivencia urbana
El flujo de turistas internacionales ha crecido significativamente con la reapertura de fronteras, complicando aún más la gestión de eventos multitudinarios. Autoridades locales temen que la combinación de grandes multitudes y consumo excesivo de alcohol comprometa la seguridad pública.
El éxito de Halloween sin alcohol ha fortalecido la idea de que limitar eventos masivos mejora la convivencia. Este enfoque refleja también un cambio en la identidad de Shibuya: de un epicentro de fiestas urbanas a un espacio más regulado que prioriza el bienestar público.
El futuro de las festividades en Tokio
Aunque se evaluó la posibilidad de retomar las celebraciones para Año Nuevo 2024, el comité organizador ha decidido postergar cualquier reanudación hasta al menos 2025. El cambio plantea interrogantes sobre si Shibuya continuará siendo un centro de festividades masivas o si consolidará un modelo más controlado.
Esta política marca un precedente para Tokio, demostrando un compromiso con la seguridad y la convivencia, incluso a costa de tradiciones populares. Aunque el futuro de las celebraciones sigue siendo incierto, esta decisión refuerza la prioridad del bienestar público sobre el atractivo turístico masivo.