Mudarse con tu mejor amig@ puede sonar como la aventura perfecta. Pero, ¿realmente es tan ideal como parece?

En ciudades como la Ciudad de México, donde los alquileres siguen subiendo, compartir departamento con un amig@ de confianza se ha convertido en una solución práctica para dividir gastos. Sin embargo, ¿vale la pena?

Vivir con tu mejor amig@ ofrece la ventaja de la comodidad y la confianza. Al conocer sus hábitos, gustos y peculiaridades, la convivencia fluye sin el periodo de adaptación que tendrías con un extraño. Dividir la renta y los servicios en una ciudad costosa como CDMX permite acceder a mejores zonas sin sobrecargar los bolsillos. Además, el apoyo emocional es invaluable: siempre tendrás con quién conversar o ver una serie al final del día.

Pero, la convivencia diaria puede mostrar aspectos menos agradables. Detalles insignificantes, como los platos sin lavar o el respeto a los espacios personales, pueden generar fricciones. También, la falta de tiempo a solas puede ser agotadora, y pueden surgir tensiones si alguno atraviesa problemas financieros. Para evitar esto, es importante que ambos conversen abiertamente y respeten los límites del otro.

Antes de mudarse, hablen sobre ingresos, deudas y cuánto pueden aportar. Crear un fondo de emergencia para gastos imprevistos puede reducir tensiones. Si van a amueblar el departamento, definan qué artículos compartirán y cuáles serán de uso exclusivo. También, es útil tener un calendario para los pagos de servicios y evitar olvidos.

Compartir con tu mejor amig@ puede ser increíble, pero también pondrá a prueba la relación. La comunicación constante es fundamental para definir límites, responsabilidades y expectativas. Si ambos se comprometen a dialogar y respetarse, vivir juntos podría convertirse en una etapa divertida y significativa de sus vidas.

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