Nota publicada: 2025-04-19
Javier Morodo: Cripto, Caída y Renacimiento
"No somos lo que somos, sino lo que pensamos que somos."
Esta poderosa frase resume la travesía interna y externa de Javier Morodo. Empresario, estratega cripto, y sobre todo, un ser humano que eligió dejar de vivir en automático. Tras convivir más de 25 años con el alcohol y perseguir sin descanso la adrenalina del éxito, Javier decidió deshacerse de las máscaras, mirar hacia dentro y comenzar desde cero. No como una huida, sino como una reprogramación consciente.
En su conversación en el Cracks Podcast con Oso Trava, Javier aborda con lucidez temas tan diversos como el halving de Bitcoin, la cultura cripto, el consumo compulsivo de información, y las adicciones que muchas veces se disfrazan de ambición o “ganas de comerse el mundo”. El mundo cripto, por ejemplo, le parece fascinante, pero también peligroso si se aborda desde la codicia o la ignorancia. Para él, no basta con invertir: hay que entender, cuestionar y sobre todo, educarse.
Pero el corazón de esta historia no está en los mercados, sino en el alma. Javier habla abiertamente de su adicción al alcohol, de cómo el dejarlo fue apenas el primer paso de una profunda transformación. Durante años fue un “alcohólico funcional”, una figura exitosa por fuera, pero emocionalmente desconectada por dentro. El alcohol era su escudo social, su mecanismo de escape, su manera de suavizar la incomodidad de estar consigo mismo.
Cuando lo dejó, se encontró con su verdadero yo: sensible, impaciente, crudo. Descubrió también una segunda adicción: la adrenalina. Vivía en modo “todo o nada”, saltando de estímulo en estímulo, como si su valor estuviera ligado a lo extremo. Y sin embargo, fue en la pausa, en la sobriedad, donde encontró la claridad para reconstruirse.
Javier comenzó a simplificar su vida. A quitar el ruido. A darse cuenta de que todo lo que creía que perdía al dejar el alcohol —su simpatía, su carisma, su capacidad de conectar— nunca venía de la sustancia, sino de él. Aprendió a vivir desde la esencia y no desde el impulso.
Y lo más valiente: decidió hacerlo en público. Contar su historia, abrir su proceso, permitir que otros se vieran en su reflejo. Porque cuando alguien habla con honestidad, muchas personas se sienten menos solas.
Hoy, Javier Morodo no se define por lo que ha logrado, sino por lo que ha soltado. Su historia no trata de éxito, sino de verdad. No es una historia de cripto, ni siquiera de adicción. Es una historia de despertar.
Todos estamos programados para sobrevivir, pero pocos nos atrevemos a reprogramarnos para vivir. Javier lo hizo. Y al hacerlo, encendió una luz para otros. Su historia nos recuerda que no hay sombra que no pueda volverse claridad, ni impulso que no pueda ser transformado en propósito.
A veces, la revolución más grande no es cambiar el mundo. Es cambiarnos a nosotros mismos.
Y tú, ¿Qué necesitas reescribir?