La búsqueda de la excelencia suele asociarse con logros profesionales y metas ambiciosas. Sin embargo, Francesc Miralles, experto en desarrollo personal, propone una perspectiva diferente: encontrar la excelencia en las pequeñas acciones de la vida cotidiana. Según Miralles, al prestar atención y otorgar valor a cada gesto diario, podemos enriquecer nuestra existencia y alcanzar una vida más plena.
Miralles sugiere que la excelencia cotidiana comienza al amanecer, honrando el nuevo día que se nos presenta. Actividades tan simples como el aseo personal o la preparación del desayuno pueden convertirse en rituales significativos si las abordamos con dedicación y esmero, como si estuviéramos sirviendo a la realeza. Esta atención al detalle no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también nos conecta con el presente, fomentando una mayor conciencia y satisfacción.
Además, Miralles destaca la importancia de realizar nuestras tareas con tiempo suficiente, evitando las prisas que suelen dominar nuestras jornadas. Esto incluye los desplazamientos al trabajo y el regreso a casa, momentos que, si se viven con calma y atención, pueden transformarse en espacios de reflexión y disfrute. Al gestionar nuestro tiempo de manera consciente, evitamos el estrés innecesario y cultivamos una sensación de control y bienestar.
El ocio también juega un papel fundamental en la excelencia cotidiana. Miralles nos invita a convertir nuestros momentos de descanso en citas memorables, ya sea en compañía de otros o en soledad. Llenar nuestras horas de valor, en lugar de simplemente "matar el tiempo", nos permite nutrir nuestra creatividad y fortalecer nuestras relaciones personales. Esta actitud proactiva hacia el ocio contribuye a una vida más equilibrada y satisfactoria.
La calidad de nuestras interacciones también es esencial. Escuchar sin criticar y cuidar de lo nuestro y de los nuestros son prácticas que fomentan relaciones más saludables y enriquecedoras. Al final del día, acostarnos con la sensación de que hemos vivido un buen capítulo de nuestra vida nos brinda una profunda satisfacción y nos motiva a seguir buscando la excelencia en lo cotidiano.
Esta filosofía resuena con la afirmación de Benjamin Franklin: "La felicidad humana no se suele lograr con grandes golpes de suerte, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días". Miralles nos recuerda que la excelencia no está en las grandes hazanñas, sino en la manera en que vivimos cada instante, transformando lo ordinario en extraordinario.