Nota publicada: 2025-04-28
El Huatabampo de las panaderías
Bulmaro Pacheco.
En barco desde Bilbao, España, a Nueva York, EE. UU., y de ahí al poblado de Rosarito, Baja California, llegó don José María García Sánchez. Un español vasco autóctono, que emigró de una Europa bajo las tensiones de la Segunda Guerra Mundial y de una España desgarrada por la guerra civil.
En Rosarito no tardó en integrarse como cocinero a un barco camaronero que lo llevó al puerto de Yavaros. Ahí permaneció un tiempo mientras escuchaba que a 22 kilómetros se encontraba el pueblo de Huatabampo, donde florecían los negocios relacionados con la agricultura (garbanzo y otras legumbres) y donde recientemente y por gestiones directas del presidente Álvaro Obregón, se había inaugurado el ferrocarril de la ruta Navojoa-Yavaros (1925), que daba salida por el mar a la producción agrícola destinada al exterior y mejorando notablemente las comunicaciones del municipio con el exterior.
Con una pequeña maleta con poca ropa y muy poco dinero, don José se estableció unos días en la casa de huéspedes La Regional, de Alfonso García, cerca de la plaza pública, mientras rentaba un cuarto muy cerca de donde vivió Lázaro Cota.
Al tiempo, se enteró que un negocio lucrativo y con futuro era el de la elaboración de pan —venía de una cultura donde el pan era un artículo de primera necesidad—, y buscó un lugar para establecerse por la avenida 5 de Mayo, un barrio poblado por trabajadores de la carne (hermanos García), de la leche (Manuel Mendívil), de la agricultura y ganadería (Cristóbal Campos, Arturo Rosas), y del comercio (Rafael Rojas). No tardó en fundar la Panadería La Paloma, en 1936 en recuerdo a su travesía por el Atlántico desde España.
Era muy común verlo siempre caminar, con su sombrero de buena clase, su estilo español de hablar, su paso paciente y pausado, con su cigarro siempre en una mano, y la Revista “Siempre” y el periódico “Excelsior” bajo el brazo.
Atendía la llegada de los costales de harina y azúcar, las latas de manteca Inca, los cartones de huevo y la leña para el horno, al tiempo que manejaba sus trabajadores con humildad y destreza en la operación de las herramientas, y los repartidores en dos arañas jaladas por caballos, la preparación de las masas de harina y los elementos para elaborar los dos tipos de pan que le dieron fama: El “pan vapor” o birote —como se hacía en España— y la llamada fruta de horno.
Con los años don José enfermó de úlceras, provocadas —se decía entonces— por los humos del pan. Fue atendido siempre por sus amigos médicos Víctor Manuel Romo Ruiz y José Pardo González. Traspasó su negocio en 1966 a Roberto Anaya Jocobi, y se dedicó al comercio. Don José había pensado primero en dejarla a cargo de Heliodoro (Yoyo) López Carlón
Muy recordado por su estilo español puro —cigarro, sombrero y ropa del sastre Albino Valenzuela—, don José, que estuvo casado con doña María Moroyoqui acercaron a su sobrina Rita Yocupicio casada con Santiago Morales de Jerocoa, padres de José Roberto Morales.
Don José murió en su residencia de Iturbide y Abasolo (hoy Alfredo Káram) un 10 de mayo de 1987, a los 69 años.
Roberto Anaya Jocobi hizo funcionar la panadería —hasta que el ciclón Liza (1976) le derrumbara el horno —, y se cambió a un terreno propiedad de su esposa Guadalupe García Barreras, frente a la Escuela Primaria Club de Leones donde permanece.
No hay coincidencias en la fecha de la fundación de la Panadería “La Convencedora” de don Jesús Ávila Tapia, quien llegó de Cosalá, Sinaloa, a Huatabampo, en 1942: Llegó con su esposa Domitila (Tila) Carrillo, y con su hijo Celestino. En Huatabampo nacerían después los demás: Jesús Lino, Julieta, Félix y Juanita.
Se supone que la “La Convencedora” surgió en 1944, después de que don Jesús experimentara primero en El Sahuaral y posteriormente en lo que hoy es la colonia Lázaro Cárdenas (antes el Rincón del Burro) con un negocio similar, hasta que se cambió a la calle Aldama casi esquina con 16 de Septiembre.
Con la muerte de don Jesús, en febrero de 1963, la panadería quedó en manos de su esposa Domitila y su hijo Celestino. A la muerte de “doña Tila” en 1990, queda a cargo “Tino”, hasta su muerte en 1999, y asume el mando su esposa Otilia Mendívil Mendívil. Y a la falta de ella en 2016, Carlos Ávila Gattaz, hijo de Jesús, el primogénito de la familia Ávila Mendívil, es quien hoy la administra.
La tradicional “La Convencedora” dio lugar a la Panadería Ávila, que funciona cerca del mercado municipal, a cargo de Jesús Lino Ávila, nieto de don Jesús, el original.
Felipe Bautista González llegó a Huatabampo del Valle de Guadalupe, de los altos de Jalisco; y ya en el pueblo se casó con Victoria Gastélum Sombra. La panadería de Felipe y su esposa empezó como un experimento en una casa que estaba primero en la esquina de Aldama y Matamoros, haciendo la famosa “fruta de horno”. Después se cambiarían a la esquina de Aldama e Iturbide, frente a la Unión de Crédito, a principios de los cincuenta del siglo pasado. Ahí estuvo la Panadería Chepy —por Josefina, su hija— y sobrevivió algunos años después a la muerte de Felipe, ocurrida en junio de 2016. Fue una empresa innovadora en el concepto del pan tradicional: La tortaliza, el vapor, la semita de trigo, los picones, las conchas, las pedradas, los elotes, el ojo de buey y las arepas, entre otras. La panadería se cerró en agosto del 2019, 67 años después de haber sido fundada. Hoy solo queda el recuerdo del gran ser humano que fue Felipe Bautista, quien además fue un gran promotor del deporte con cargo a sus negocios.
Don Eusebio “Chevo” Zamudio Peinado fue originalmente peluquero en su natal Villa Unión, Mazatlán, Sinaloa. Llegó a Huatabampo a finales de los años treinta del siglo pasado y se ubicó como uno de los sastres más cotizados. Fue maestro de varios que siguieron su ejemplo, como José Albino Valenzuela. Se casó con Ascensión Ruiz Leyva, de Choix, creando una familia de esfuerzo y mucho trabajo: Andrés, Humberto, Ariel, Alberto, Josefa, Francisco, María del Rosario, Guillermina y Martín.
Con un cuñado decidió fundar la Panadería La Flor de Mayo, ubicada en la calle Galeana, entre Zaragoza y Madero. Fue un negocio también innovador y muy creativo. Don Eusebio muere en 1990 y la panadería cerró sus puertas en el 2000. Fundó, junto con Felipe Bautista y Roberto Anaya Jocobi, la Unión de Tahoneros del Mayo. Alguna vez Felipe dijo ante el secretario de Economía: “¡Yo no sabía que éramos industriales!”
DonJosé Ávila —padre de Gonzalo, vocalista de los H-70— y Carmelo Vásquez —padre del actual presidente municipal— se instalaron con sus panaderías en la Colonia Ibarra, y tuvieron éxito.
Don José cerraría posteriormente, y Carmelo sigue vigente. Ventura Corral y su esposa Margarita Bauman instalaron la Panadería La Gloria y junto con Vásquez han modernizado los procesos.
En Huatabampo coexisten ahora las panaderías tradicionales con las modernas para una mayor satisfacción de los clientes. Unos que siguen fieles a la tradición, otros que han optado por la modernidad; pero como siempre, en un negocio tan noble como importante donde para todos hay. .La panadería, oficio duro de mucho sacrificio, vigilancia, disciplina, cuidado y atento a la reacción de las clientelas. También de arte, creatividad, imaginación y mucha sensibilidad, para estar en sintonía con el gusto de la gente. Eso lo saben los actuales panaderos y lo supieron hacer sus antecesores en el oficio; por eso sus éxitos y sus avances. Honor a quien honor merece.